martes, 29 de marzo de 2011

Cuando los padres se van de viaje


Ya hemos hablado de las consideraciones que tenemos que tener en cuenta cuando nuestros pequeños se va de viaje o pasar unos días fuera. Pero, ¿qué ocurre cuando son los padres los que se van?

Por una parte, los padres debemos estar tranquilos y relajados ante la ausencia por varios días de nuestro hogar. No cabe duda de que hemos elegido a las mejores personas para que cuiden de los pequeños y debemos estar tranquilos al respecto. Ya que, cómo siempre hemos dicho, hay que tener cuidado en cómo se le trasmite a los chicos lo que va a suceder; si los padres se muestran angustiados o culpables, los pequeños lo van a percibir.

A continuación os dejamos algunas ideas sobre cómo preparar el terreno.
Es bueno que los niños pasen tiempo con la persona que se va a quedar a su cargo durante la ausencia, para que se vayan formando vínculos y no sea un extraño que aparece en sus vide repente.

*Si nunca nos hemos separaron de ellos podemos empezar haciendo algunas salidas cortas de día y de noche. Luego poder dejarlos por una noche al cuidado de otro adulto, incluso un fin de semana.

*Es importante hablarles, contarles, cuándo, cómo y a dónde viajarán.

*Se puede ir preparando el equipaje junto a ellos, pedirles que ayuden, dibujarles el lugar a donde se irá o mostrarles una foto. Contarles cómo será el viaje y mostrarles una imagen del avión, el auto o el medio de transporte que se utilice.

*También se puede hacer un calendario con dibujos para que puedan ir registrando el paso del tiempo.

*Lo ideal es que los chicos sigan las mismas rutinas y que no hayan muchos cambios en lo cotidiano. Este aspecto es muy importante si nuestro hijo sufre de enuresis, que sus rutinas no sufran grandes cambios. Si van a permanecer en la casa de otra persona durante la ausencia de los padres, es bueno que lleven algunas de sus cosas para sentirse más seguros: su sábana, sus juguetes, su vaso, etc.

*Llamarlos a diario los hará sentirse más seguros y acompañados.

*Recordarles diariamente que van a volver, cuándo volverán, qué harán a la vuelta.

En definitiva, intentar que la ausencia sea lo menos traumática posible. Y, sobre todo no angustiarnos si durante esos días tiene más “accidentes” y despierta con la cama mojada. Mantener la calma y trasmitirla al pequeño es lo esencial.

jueves, 24 de marzo de 2011

Reconocer y comprender las reacciones del estrés


Los adultos tienen la tendencia a recordar la infancia como una época de despreocupación, sin responsabilidades, urgencias, o problemas. Sin embargo, los niños de hoy sufren presiones tremendas procedentes de muchas fuentes.

Las tensiones en el mundo de un niño pueden manifestarse por medio de síntomas físicos como el insomnio, dolores de cabeza, enuresis, o molestias de estómago. O bien tienen manifestaciones emocionales -enfado, represión, miedo que pueden interpretarse como un problema educativo. No es posible que los padres lleguen a aliviar todas las frustraciones del niño, pero sí lo es aprender técnicas de control de estros que ayudarán tanto a los padres como a su hijo a afrontar las tensiones.

En las prácticas que se realizan con padres e hijos, se enseñan formas de relajación. Sabemos por experiencia personal y profesional que la educación para disminuir el estrés cambia la vida de padres y niños. Es necesaria bastante práctica para aprender estas técnicas, así que hará falta tiempo y perseverancia. Merecerá la pena.

Reconozca las reacciones del estrés La siguiente lista puede ser útil para identificar algunas manifestaciones fisiológicas y de comportamiento producidas por el estros. Hay que tener en cuenta que estos mismos síntomas podrían ser también consecuencia de problemas médicos, de modo que, antes de asumir que un síntoma persistente es psicológico se debe consultar al médico. El niño también los utiliza algunas veces como un medio de llamar la atención o evitar ciertas tareas

1. dolores de cabeza
2. dolores de estómago, indigestión, gases, úlceras
3. náuseas, vómitos
4. hiperventilación (incluye respiración rápida, falta de aliento, mareos, hormigueo)
5. taquicardia (palpitaciones rápidas del corazón)
6. manos sudorosas, húmedas o frías
7. hábitos nerviosos (morderse las uñas, arrancarse la piel o el pelo, rechinar los dientes, etc.)
8. insomnio y otros problemas del sueño miedos y angustias
9. timidez e insociabilidad explosiones de genio
10. hipersensibilidad a la critica o a las burlas poca tolerancia a la frustración
11. falta de concentración a causa de la ansiedad

Ayude al niño a reconocer y a comprender las reacciones de estrés.Cuando se ha llegado a la conclusión de que el síntoma o la conducta del niño está provocada por la tensión, el paso siguiente es ayudarle a definir sus sentimientos y averiguar por qué ocurren.

Determinar la causa del estrés del niño requiere unas buenas aptitudes de comunicación. Se le explica que a veces los padres también tienen problemas para aclarar su mente. Los padres pueden dar algunos ejemplos de lo que les preocupa. Probablemente el niño empezará a hablar de los problemas que tiene con las matemáticas y el miedo que tiene al examen del viernes.

El niño comienza a relajarse a medida que habla de sus miedos. Se pues de hacer un plan para ayudarle con las matemáticas, darle un pequeño masaje, enseñarle cómo usar las técnicas de relajación que se describen a continuación. Y se duerme.

Trate de apartar las fuentes de estrés. Lo que hace desaparecer el estrés de forma más potente es el deshacerse de las causas que provocan la tensión

Fuente: Educación Infantil

martes, 22 de marzo de 2011

Recomendaciones para controlar la incontinencia: Ejercicios de Kegel


A propósitos de cualquier incontinencia urinaria, sea por diversas razones, o de distinta tipología, siempre ha habido una serie de recomendaciones populares y una de esas recomendaciones es la de realizar los famosos Ejercicios Kegel. Reciben este nombre por el Doctor Arnold Kegel, quien desarrolló estos ejercicios para sus pacientes en la década de 1940 como método para control de la incontinencia urinaria

El propósito de los ejercicios es fortalecer los músculos de la zona pélvica y mejorar la función del esfínter uretral o rectal. El éxito de los ejercicios de Kegel depende de la práctica apropiada de la técnica y un disciplinario cumplimiento del programa de ejercicios. A continuación, os explicamos cómo:

• Orinar entrecortado (es decir, orinar, parar y orinar nuevamente) de esta manera se fortalece el músculo de la vejiga y los esfínteres.

• Acostarse de espaldas con las rodillas dobladas y los pies ligeramente aparte. Contraer el recto, la uretra, y en la mujeres, también la vagina. Luego, proceder hacia adelante como si estuviera tratando de parar de orinar. Mantener la tensión mientras se cuenta lentamente hasta tres. Luego liberar lentamente la tensión. Repetir de cinco a diez veces. Respirar en forma uniforme y cómoda y no tensar los músculos del estómago, los de los muslos o los de las nalgas, ya que se estaría haciendo ejercicio con los músculos equivocados. Revisar el abdomen con la mano para asegurarse de que el área del estómago está relajada.

• Repetir este ejercicio mientras se está sentado en un banquito bajo que sostenga la parte inferior de las piernas. Levantar las piernas ayuda a que se relajen los músculos de la base pélvica para el ejercicio.

• Repetir el segundo ejercicio mientras se está arrodillado en el piso con los codos reposando en una almohadilla. En esta posición los músculos del estómago están completamente relajados.

jueves, 17 de marzo de 2011

La visita al pediatra

No es necesario que tu hijo haya vivido una experiencia desagradable en el pediatra para que le tenga miedo. El simple hecho de encontrarse fuera de su casa, desvestido y en manos de una persona que le resulta extraña y que le explora es motivo más que suficiente para que se sienta incomodísimo y asustado en su consulta.

Pero hay muchas cosas que puedes hacer para conseguir que tu pequeño se sienta más a gusto cada vez que le llevas al pediatra.
Como punto de partida, cuéntale antes de la visita adónde vais y para qué. Al prepararle de antemano, tendrá cierto control sobre la situación y se sentirá menos desconcertado.

No le engañes, porque si le aseguras que no le hará ningún daño y luego le pone una inyección, sólo conseguirás que la próxima vez desconfíe de lo que le cuentas y vaya a la consulta aún más asustado. Se trata de decirle siempre la verdad, suavizando la situación todo lo que sea posible y sin dramatizar. Te será más fácil explicarle en qué consiste la exploración y para qué sirven los aparatos que utiliza el pediatra si le compras un maletín de médico y de vez en cuando jugáis con él.

También es buena idea que le regales un disfraz de médico o de enfermero y que juguéis a representar la visita al pediatra, a modo de obra de teatro.
Una vez en el centro, cuando os llamen para entrar en la consulta, cógele en brazos tranquilamente (así se sentirá más fuerte y reconfortado) y dale tiempo para que se acostumbre a la nueva habitación (si le tumbas en la camilla nada más entrar, es lógico que se asuste). Aprovecha esos instantes para contar al pediatra lo que le pasa y empieza a desvestir a tu hijo despacito, mientras él puede hacer lo mismo con su juguete preferido.

Muéstrate amigable con el medico, llamele por su nombre, interactua con él, etc. Así demostrarás a tu hijo que confías en él y que te sientes bien a su lado, lo que le ayudará a estar más sereno en la consulta.

Por otra parte, conviene que tu hijo te acompañe al médico cuando tengas que ir tú, para que vea que el especialista intenta ayudarte, no hacerte daño.
Y, por supuesto, jamás le amenaces con llevarle al médico si se porta mal: esto aumentaría su rechazo hacia él.

lunes, 14 de marzo de 2011

Los beneficios del deporte en la enuresis


El deporte es mucho más que la simple actividad física y, si se enseña de una forma apropiada y acorde a los intereses de nuestro hijo, puede convertirse en un hábito muy favorable para él. Los padres debemos ser conscientes de que los niños que no practiquen deporte durante la infancia probablemente tampoco lo harán durante la vida adulta.

El ejercicio físico de los párvulos suele llevarse a cabo con miras al desarrollo de la psicomotricidad, la coordinación y el compañerismo. Desde los 3 a los 6 años, nuestros hijos están en la edad del juego y de la gimnasia de imitación, pero su cuerpo todavía no está preparado para soportar ningún ejercicio de potenciación muscular.

Los beneficios del deporte en la salud de nuestro hijo pueden ser múltiples:

Beneficios físicos del deporte

* Mejora la resistencia y la fuerza muscular: previene las lesiones musculares.
* Aumenta la flexibilidad: nuestro hijo será más ágil, más rápido y tendrá menor riesgo de torceduras.
* Potencia el conocimiento del propio cuerpo.
* Ayuda a desarrollar mejor y más rápidamente las capacidades de coordinación.

Beneficios psíquicos del deporte

* Ayuda a ganar seguridad en sí mismo, ya que el hecho de ir superando retos anteriores, hace que nuestro hijo se sienta capaz de afrontar otros de mayor dificultad.
* Contribuye a aumentar la autoestima, ya que nuestro hijo "se gusta a sí mismo" al ver que es capaz de hacer bien, diferentes tipos de movimientos y ejercicios.
* Favorece la autonomía, ya que nuestro hijo se da cuenta de que es capaz de dominar su cuerpo en el entorno (espacio, colchonetas, obstáculos, saltos, etc.). Ello le hace consciente de que tiene gran capacidad para actuar de forma independiente.
* Su mejora hace que se sienta valorado por los demás: sus compañeros le llaman para participar en sus juegos, sus profesores le felicitan y sus padres también.
* Le ayuda a sentirse valiente en diferentes situaciones, tanto físicas como sociales, y eso le da seguridad.
* Se siente más independiente, capaz de decidir por él mismo cuándo y cómo debe actuar o dejar de hacerlo.

La práctica de hábitos saludables es una de las mejores aportaciones que podemos ofrecer los padres a nuestros hijos. Ya hemos visto que la actividad física aporta muchos beneficios y mejora la salud de los niños. Por lo que es de gran ayuda tambien si nuestros pequeños sufren enuresis, ya que como hemos dicho, favorece su autoestima y le aporta seguridad en si mismo. Por ello, los padres debemos aportar hábitos saludables, propiciar el movimiento y el juego, inventar actividades, dar alternativas a actividades sedentarias, y ayudarles, sobre todo, valorando lo bien que lo hacen y lo contentos que estamos. Seguramente estaremos haciendo una inversión a largo plazo en felicidad y salud. Ellos seguro que nos lo agradecerán.

miércoles, 9 de marzo de 2011

La enuresis y la adolescencia


Aunque el porcentaje de adolescentes con problemas de Enuresis es pequeño, entre el 1% y 2% de los niños que padecen de incontinencia a esta edad, sufren realmente una situación muy complicada. No olvidemos que la adolescencia es una fase compleja, caracterizada sobre todo por las contradicciones. Se trata de la edad de la revolución hormonal, un hecho que puede dificultar la recuperación.

Ante esta situación, los padres además tienden a desesperarse y a angustiarse perjudicando también la solución a la enfermedad.

Recordemos que en el caso de los adolescentes estamos hablando de niños de más de 12 años que aún registran problemas de incontinencia y que necesitan un tratamiento y seguimiento conjunto de padres y pediatras. Por lo tanto, la desesperación y ansiedad a una edad tan difícil como ésta no ayuda a la recuperación.

Como bien explica nuestra especialista, la doctora Rocío Santiago, no todos los organismos actúan igual. Hay niños que tardan más en encontrar una salida al problema de la enuresis. Por esa razón, en el caso de los adolescentes, resulta fundamental que en el tratamiento se encuentren implicados los padres, nuestros hijos y el médico (en este caso el pediatra) con el objetivo de conseguir que la conducta terapéutica sea uniforme.

No olvidéis que a esta edad vuestro niño debe tratar de resolver definitivamente el problema. Pero debéis de intentar no transmitir delante de él la idea de desesperación o de stress. Hay que seguir animándole, darle esperanzas y ofrecerle soluciones.

Una cosa más que como padres tenemos que trabajar con nuestros hijos adolescentes es tratar de controlar el temor de que sus amigos se rían de ellos. Preguntas como “¿son acaso buenos amigos? “y medidas tendentes a enseñarles que a veces también es conveniente que nos riamos de nosotros mismos, pueden aliviar en cierta medida la angustia que les puede generar. No os olvidéis lo importante que es darles seguridad.

Y para los hijos, recordad que esta enfermedad puede tardar mucho o poco en curarse, pero siempre se soluciona y muchas veces de manera natural, así que evitad angustiaros.

jueves, 3 de marzo de 2011

Niños con miedo, cómo ayudarlos.


Si tu hijo sufre por algún miedo es muy importante que le transmita tranquilidad, seguridad, y le ayude a superar a sus miedos con mucho cariño y comprensión. De una forma general, los miedos suelen aparecer en niños de edad comprendida entre los 3 y los 6 años de edad. El niño todavía no entiende el mundo que lo rodea y tampoco es capaz de separar lo real de lo imaginario. En los primeros años de vida, el niño conoce la existencia de personajes a través de los cuentos, películas, etc., y a la vez pasa a inventar compañeros y personajes, e incluso situaciones imaginarias.
Algunos miedos llegan a ser perjudiciales al desarrollo del niño, sin embargo hay otros que incluso, pueden hacer con que el niño evite algún accidente: Por ejemplo: miedo al cruzar una calle, miedo de caerse del columpio, miedo a los animales, etc. Son miedos que enseñan al niño a ser más precavido en situaciones que exigen mas cuidados.

Según algunos investigadores, los miedos aparecen y desaparecen, y a veces sin darnos cuenta de ello. Y cambian a la medida que el niño va creciendo. Los niños empiezan a tener miedo a las personas extrañas, a objetos raros, a los ruidos fuertes, a la oscuridad, y luego empezarán a tener miedo a la muerte, a los monstruos, a los ladrones, etc. Muchos de estos miedos se ven inducidos por el ambiente externo como las películas, los cuentos, las historias de los amiguitos, y otros están fundados en experiencias negativas en casa o fuera de ella, y de hecho pueden servir a los padres como alarma para identificar situaciones de algún maltrato o abuso a su hijo.

Uno de los miedos más habituales en los niños pequeños es la angustiosa separación de sus padres, el miedo al abandono. Cuando su mamá lo deja en una guardería o con otra persona y se marcha, el bebé o el niño no sabe cuánto debe esperar para volver a verla. Y ahí aparece el miedo a la pérdida definitiva ya que el niño no tiene la capacidad de medir el tiempo. Pero a medida que el niño madura va conociendo con mas profundidad la realidad, y así superará sus miedos. Y no se puede acabar con todos sus miedos porque estos también les permiten a entender el mundo y a sentirse mas seguros en su habilidad para luchar contra el miedo.

El miedo también puede ser una causa por la que los niños mojen la cama. En ese caso, también debemos tener paciencia y comprensión y explicarles que no hay nada de lo que tener miedo, creando así un ambiente en el que el niño se sienta seguro y los miedos poco a poco desaparecen.

martes, 1 de marzo de 2011

Cómo comportarnos ante episodios de regresión


Palabras claves para salir bien librado de la Enuresis: Paciencia y perseverancia

Lo aconsejable es seguir confiando y, en todo caso, esforzarse más por aumentar la confianza de nuestro hijo, retomar algunas de las acciones y actividades contra la enuresis, como los calendarios y, sobre todo, tener en cuenta que en casos de regresión, los niños tienden a mojar la cama con menos frecuencia.

Por lo general, lo que nos suele pasar a los padres es que cuando vemos que nuestros hijos dejan de mojar la cama damos por sentado que el problema ha llegado a su fin. Una posible regresión, es decir, que nuestro hijo vuelva a reincidir con los problemas de incontinencia, puede ser motivo de desesperación en nuestras familias y puede afectar aún más a la confianza de nuestro hijo.

Es verdad que en muchos casos los niños, sobre todo a los seis años y, a medida que empiezan a tener un mayor control sobre sus acciones, dejan atrás la enfermedad. Pero como bien menciona nuestra experta, la doctora Rocío Santiago, hasta que se consigue el definitivo control de los esfínteres, los niños pasan por fases mojadas alternadas con otras secas. Así que, aunque ahora todo vaya bien, puede que pasemos por una de esas etapas y debemos de estar preparados.

Del mismo modo, ciertos acontecimientos estresantes, tales como el nacimiento de un hermano, una escolaridad exigente, una pérdida significativa, la separación de los padres, etc. Pueden provocar una regresión con nuevos episodios de enuresis en un niño que ya ha alcanzado un equilibrado control. El pediatra es por lo general el que hace el diagnóstico, evalúa la importancia clínica e indica los pasos a seguir. La orientación terapéutica ofrece a los padres un mayor conocimiento de la multiplicidad de factores que participan tanto en la estructuración como en el mantenimiento del síntoma.• Nunca se debe humillar ni castigar por no haber logrado el control de la orina. Por el contrario deberán usarse siempre palabras de aliento y de confianza en que finalmente superará la dificultad: al niño le tiene que quedar muy claro que sus papas lo acompañan y apoyan, pero que tienen un problema que deben enfrentar.