viernes, 14 de mayo de 2010

En debate: premiar o castigar.


Hoy queremos hacer referencia a un debate muy habitual en pedagogía y en el dia a día de cualquier madre o padre en la educación de sus hijos: ¿le castigo o le premio.

Nosotros pensams, que cuando castigamos a un niño con enuresis, lo único que estamos provocando es que no logre la confianza en sí mismo necesaria para solucionar su problema.
Sin embargo, la utilización de recompensas los días secos puede motivarle para seguir intentándolo noche tras noche. Pero el objetivo final es hacerle comprender que la mayor recompensa es que deje de hacerse pis por las noches, que se haga mayor, y que lo consiga él sólo, con nuestro apoyo, pero sobre todo gracias a su esfuerzo.

En términos generales, en la educación de nuestros hijos, salvo en casos excepcionales en los que necesitamos obtener una respuesta inmediata, o en los que existe una situación de peligro, no suele estar justificado el uso del castigo.

En cualquier caso, si fuera necesario, siempre resultaría más efectivo el expresivo que el doloroso. La utilización frecuente de castigos puede potenciar la agresividad de los niños y generar mentiras por parte del niño para evitarlos.

Además, no suelen modificar el comportamiento a largo plazo, de hecho, en las familias en las que se abusa de esta medida, suele aparecer tarde o temprano el "supercastigo". Y sin embargo, sí pueden deteriorar las relaciones entre padres e hijos, impidiendo la resolución de cualquier problema, como el de la enuresis.

La utilización de un sistema de recompensas en los niños con enuresis ha resultado efectiva. Para adecuar esta técnica a la edad del niño, se puede optar por la construcción en casa de un calendario dibujado por el propio niño con su tema favorito. El paisaje debe de contar con un trayecto de pendiente ascendente en el que existan una serie de puntos intermedios, y un punto final. Se fijará un número determinado de noches secas para alcanzar las metas intermedias. En ellas, deberemos de colocar premios que al niño le resulten muy apetecibles, y preferiblemente no materiales. En la meta final, algo que le haga una tremenda ilusión.

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