Como ya hemos hablado en alguna ocasión, la enuresis no tiene solo una causa, si no que suele ser el resultado de un conjunto de factores que pueden afectar a los pequeños. Uno de esos factores, del que ya hemos hablado, es la llegado de un nuevo miembro a la familia, esto es un hermanito. En esta ocasión queremos hablar de los aspecto positivos y a tener en cuenta en las relaciones entre hermanos.
Probablemente dos hermanos que no se llevan mucha diferencia de edad compartirán sus juegos y sus confabulaciones frente a la autoridad paterna, pero también peleas y enfados. No es lo mismo ser hijo único, pertenecer a una familia numerosa, tener un hermano mayor o recibir uno más pequeño de forma inesperada.
Los hermanos entre los que hay poca diferencia de edad discuten y se pelean a menudo, pero también se hacen cómplices ante la autoridad paterna. A pesar de estas variaciones, los especialistas defienden que las relaciones entre hermanos contribuyen en general a desarrollar la empatía o comprensión del estado emocional de los demás, es decir, ayudan a que el niño sepa ponerse en la piel del otro y adquiera una conducta más social.
Esto se debe a que los hermanos:
• Experimentan las mismas emcoiones ya que comparten padres y situaciones familiares.
• Se enseñan a compartir y a ser más receptivos a las necesidades del otro ante las presiones de los padres, que les obligan a dirimir sus difrenecias y a ceder.
• Aprenden por observación del otro.
• Se acostumbran a una dependencia mutua y a una continua interacción.
Aún así, no hay ninguna posición más o menos favorable. Cualquier lugar que se ocupe entre los hermanos tiene ventajas o inconvenientes. Veamos no obstante, algunas características generales y típicas:
• El primogénito. En él se depositan todas las expectativas e ilusiones de sus padres. También en él se aglutinan las inseguridades y temores e inexperiencias. Ha sido único por un tiempo y recibe con la llegada del hermano un duro golpe a su soberanía. Suele ser el modelo y posee cierta autoridad pero también sufre una gran sensación de responsabilidad.
• El mediano. Puede que sea ésta la posición más difícil. A veces es demasiado mayor para estar con los pequeños y demasiado pequeño para estar con los mayores. Simultáneamente se juzga con arbitrariedad su madurez: a veces es mayor, a veces es pequeño. Sin embargo suele gozar de un éxito social y soltura que no tendrá su hermano mayor.
• El benjamín. Suele tener dependencia respecto a sus hermanos y con ello será más difícil alcanzar independencia y autonomía. Pueden achacarse a esta posición la inseguridad, testarudez e inestabilidad.
• El hijo único Es depositario de la dedicación a tiempo completo de sus padres, de su cariño y protección. Ello puede suponer que sea caprichoso o egoísta. Aunque pudiéramos pensar que no tienen celos, no es así. Sufren por el temor a perder el amor de sus padres, de molestarles, etc. pueden sufrir celos de un amiguito.
Probablemente dos hermanos que no se llevan mucha diferencia de edad compartirán sus juegos y sus confabulaciones frente a la autoridad paterna, pero también peleas y enfados. No es lo mismo ser hijo único, pertenecer a una familia numerosa, tener un hermano mayor o recibir uno más pequeño de forma inesperada.
Los hermanos entre los que hay poca diferencia de edad discuten y se pelean a menudo, pero también se hacen cómplices ante la autoridad paterna. A pesar de estas variaciones, los especialistas defienden que las relaciones entre hermanos contribuyen en general a desarrollar la empatía o comprensión del estado emocional de los demás, es decir, ayudan a que el niño sepa ponerse en la piel del otro y adquiera una conducta más social.
Esto se debe a que los hermanos:
• Experimentan las mismas emcoiones ya que comparten padres y situaciones familiares.
• Se enseñan a compartir y a ser más receptivos a las necesidades del otro ante las presiones de los padres, que les obligan a dirimir sus difrenecias y a ceder.
• Aprenden por observación del otro.
• Se acostumbran a una dependencia mutua y a una continua interacción.
Aún así, no hay ninguna posición más o menos favorable. Cualquier lugar que se ocupe entre los hermanos tiene ventajas o inconvenientes. Veamos no obstante, algunas características generales y típicas:
• El primogénito. En él se depositan todas las expectativas e ilusiones de sus padres. También en él se aglutinan las inseguridades y temores e inexperiencias. Ha sido único por un tiempo y recibe con la llegada del hermano un duro golpe a su soberanía. Suele ser el modelo y posee cierta autoridad pero también sufre una gran sensación de responsabilidad.
• El mediano. Puede que sea ésta la posición más difícil. A veces es demasiado mayor para estar con los pequeños y demasiado pequeño para estar con los mayores. Simultáneamente se juzga con arbitrariedad su madurez: a veces es mayor, a veces es pequeño. Sin embargo suele gozar de un éxito social y soltura que no tendrá su hermano mayor.
• El benjamín. Suele tener dependencia respecto a sus hermanos y con ello será más difícil alcanzar independencia y autonomía. Pueden achacarse a esta posición la inseguridad, testarudez e inestabilidad.
• El hijo único Es depositario de la dedicación a tiempo completo de sus padres, de su cariño y protección. Ello puede suponer que sea caprichoso o egoísta. Aunque pudiéramos pensar que no tienen celos, no es así. Sufren por el temor a perder el amor de sus padres, de molestarles, etc. pueden sufrir celos de un amiguito.
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