Pero todavía algunos padres abusan del castigo, confundiendo castigo con buena educación, y muchas veces consiguen justamente lo contrario de lo que pretendían conseguir o incluso que el problema se haga más crítico.
Os queremos señalar algunos de los errores más comunes que podemos comentar:
- Castigar al niño por periodos largos de tiempos. El niño pensará que no le damos oportunidad de portarse bien y como ya está castigado es absurdo esforzarse en hacer las cosas bien.
- Acumular el castigo durante varios días. Cada día hay que darle la opción de conseguir el objetivo, y animarlo a que lo haga.
- Y sobre todo, castigos desproporcionados.
- Y sobre todo, castigos desproporcionados.
Y entonces, ¿Cómo hacemos que el castigo sea efectivo? pocos casos, el castigo es efectivo: Dos puntos: Tiene que ser lo más cercano posible a la conducta que queramos castigar, esto es, no esperar tres días para aplicar el castigo, como castigar el fin de semana por algo que se hizo un martes, y por un periodo de tiempo corto.
Se trata de que aprendan a distinguir lo que está bien hecho de lo que no es correcto con conductas distintas. Así, cuando los niños estén realizando las conductas que queremos instaurar, debemos estar con ellos, reforzar su comportamiento y premiar al niño mientras se porta bien.