martes, 13 de julio de 2010
Descubre los distintos tipos de enuresis
Cuando nuestros hijos mojan la cama a determinada edad, esto es, cuando empiezan a registrar sus primeros problemas de incontinencia, estamos hablando en realidad de un tipo enuresis. Existen diferentes tipos de enuresis, por lo tanto, también las técnicas y tratamientos difieren para cada caso.
Por eso, antes de empezar cualquier tratamiento es importante distinguir el tipo de enuresis que observamos en nuestros hijos de entre 5 a 7 años. Hay que recordar que la edad para considerar la enuresis en las niñas es a los 5 años y en los niños a los 6 años, debido a que éstos últimos maduran de una forma más lenta.
Así, según los expertos, podemos dividir la enuresis de la siguiente manera:
A. Según el ritmo:
1.- Enuresis primaria: Cuando nuestro pequeño nunca ha controlado la orina, es decir, la sufre desde de su nacimiento. Esto sucede en el 80% de los casos de enuresis.
2.- Enuresis secundaria: Cuando aparece sorpresivamente, después de una temporada de control, entre seis meses y un año.
B. Según la frecuencia:
1.- Enuresis continua, cuando moja todos los días.
2.- Enuresis intermitente, cuando algunos días se levanta seco.
C. Según se acompañe o no de otros síntomas en las vías urinarias, se puede distinguir entre:
1.- Enuresis diurna: Tiene una menor incidencia en la población infantil. Va disminuyendo significativamente con la edad. Tiene mayor incidencia en el sexo femenino. Se asocia a psicopatología individual y familiar, acompañada de alteraciones urológicas.
2.- Enuresis nocturna: La más habitual o la que mayor incidencia tiene. Entre las causas de mayor incidencia se encuentran la de una "capacidad funcional de la vejiga disminuida", es notablemente inferior en los niños que se hacen pis en la cama que en aquellos que no se lo hacen. Aquí no se trata de que el niño enurético produzca más orina, sino que ante cantidades de orina semejantes tiene que ir al baño muchas veces.
3.- Enuresis Mixta: Cuando el niño se hace pis de día y de noche.
En todo caso, lo más importante que debéis recordar es que, aunque tarde más o menos, la paciencia, confianza y el trabajo en equipo (padres e hijos) son las mejores recetas para dejar atrás este problema.
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